Durante todo mi embarazo me preparé física y mentalmente para el gran día, practique yoga, natación prenatal, bicicleta y en general estaba súper activa; Mi esposo y yo tomamos el curso psicoprofiláctico para tener todas las herramientas necesarias, además me dedique a leer artículos, testimonios, el clásico libro de embarazo y parto, hasta vi muchos videos de YouTube donde las mamás contaban su experiencia paso a paso, todo esto porque quería saber qué cosas habían hecho para ayudarse a controlar y llevar de la mejor manera el dolor del parto.
Mi esposo me decía que ver toda esta información me iba a predisponer me sugería que mejor esperara al momento del parto y todo iba a fluir naturalmente, que no había necesidad de ver todo esto, pero lejos de espantarme o predisponerme al dolor a mi me daba fuerzas y motivación.
En mis últimas consultas con mi ginecólogo yo le preguntaba ¿Cómo voy a reconocer las contracciones? ya que me habían dicho que eran como cólicos del periodo pero más fuertes, el me dijo que no para todas las mujeres era igual pero que seguro las iba a reconocer.
Y así fue, la madrugada del 09 de agosto del 2018 a las 4 am estaba con insomnio y viendo la televisión cuando de pronto llegó la primera contracción y tal cual me dijo mi doctor, de inmediato la reconocí, era un dolor que me iniciaba en la espalda baja y se recorría a la panza no era muy fuerte por lo que no le dije a mi esposo y espere tranquilamente a que lo bueno iniciara.
Pasaron las horas, desayunamos, me fui a mi clase de yoga, regresé, hice la comida y así transcurrió el día, tenía contracciones que iban y venían, algunas más dolorosas que otras pero en general tolerables y siempre teniendo como mejores amigas a mi pelota de yoga y las respiraciones que me ayudaban a disminuir el dolor.
Alrededor de las 17:00 hrs mi mamá llegó para acompañarme a caminar por la colonia, esto ayuda para acelerar un poco las contracciones, a las 19:00 hrs empezaron las contracciones más dolorosas y más continuas por lo que empecé a tomar el tiempo entre una y otra esperando que pronto se cumpliera la regla para tomar camino al hospital que me había dicho el doctor: “contracciones de un minuto con descanso de 5 minutos entre cada una durante dos horas”.
Alrededor de las 21:00 hrs cuando pensaba que ya estaban por cumplirse las dos horas, las contracciones dejaron de ser constantes pero eran mucho más dolorosas y no fue hasta la 1am del 10 de agosto que otra vez eran constantes y con la regla cumplida mi esposo le hablo a mi doctor y este le pidió que me metiera a bañar y nos fuéramos al hospital.
En el curso psicoprofilactico nos dijeron que el agua caliente era un anestésico natural y que cuando ya hubiera contracciones muy dolorosas sentarme bajo el chorro de agua y hacer que cayera sobre la espalda baja ayudaría muchísimo a reducir el dolor, así que estuve bastante tiempo ahí.
A las 4 am llegamos al hospital, me revisaron, y yo estaba segura que con tanto tiempo que llevaba en trabajo de parto debería estar llegando por lo menos con 7 cm de dilatación, cuando para mi sorpresa me dijo la doctora que me recibió que estaba de 4 cm, la verdad no podía creerlo no llevaba ni la mitad del camino recorrido y ya habían sido muchísimas horas de dolor.
El doctor de guardia me recomendó que el anestesista me colocara la epidural en lo que llegaba mi doctor, pero no lo acepté, porque mi plan de parto era tenerlo totalmente natural, sin medicinas ni nada, hasta me lleve la pelota de yoga y esencias naturales para controlar el dolor, usamos tantas que la habitación del hospital olía a SPA.
Pasaron las horas y el dolor aumentaba, tenía náuseas y vómitos, mientras estaba sentada sobre la pelota de yoga lograba controlarlo un poco más pero a partir de que me acostaron para colocarme sobre el vientre las correas del monitor fetal que sirven para escuchar los latidos del bebé, el dolor se volvió incontrolable, ahí entendí porque en las películas se ve que las embarazadas gritan, lloran y demás, pero a pesar de todo yo estaba tranquila nunca grite ni nada pero ya no podía más, a las 7:30 am me reviso mi doctor y ya tenía 7cm de dilatación, él me ayudó con un instrumento a romper la bolsa y con eso se aceleró bastante el proceso, poco antes de las 9:00 am me volvió a revisar y ya estaba con dilatación completa, lo cual fue música para mis oídos, mi esposo se cambio y pronto estábamos en la sala de expulsión, ahí el dolor ya era muy intenso y no aguantaba más así que decidí sacar las últimas fuerzas que me quedaban para pujar, pronto mi doctor nos dijo que ya se asomaba la cabeza y que en la siguiente contracción nacía, así que pujé con todas mi fuerzas y jure que salía pero no, mi bebé se regresaba, así que pujé un poco más y dos contracciones más y mi bebe por fin estaba fuera.
Al escuchar a mi bebé llorar me llené de un sentimiento indescriptible me sentí como toda una guerrera y llena de felicidad por haber logrado el parto natural que siempre había soñado.